Cuando le preguntamos a qué se
debían esos cargos, nos contó que el denunciante había hurtado un televisor de
una asociado viuda, y que para recuperarlo la ronda había, en efecto, entrado a
la casa del ladrón “sin invitación”, y que por eso habían sido denunciados.
El señor Nicolás tenía un crédito
PyME y su esposa un crédito de inclusión para las beneficiarias del programa
JUNTOS, pero nos pidió reunirnos en la tarde para conversar acerca de la
posibilidad de otorgarle créditos a otros ronderos. Esta conversación me hizo querer averiguar un poco más de las rondas campesinas. Si bien tenía cierta noción de lo que eran, ésta era la que me habían dado los programas de reportajes dominicales en la peor época de la lucha contra los terroristas, o sea que me imaginaba que su principal función había cambiado.
Para empezar, descubrí que lo que
yo pensaba que eran las rondas campesinas en realidad eran Comités de Autodefensa, cuyos miembros también se
hacen llamar ronderos.
Las rondas son organizaciones autónomas diseñadas para la protección de
derechos en tiempos de paz, que surgieron como respuesta a la carencia de protección estatal de los derechos
de las personas de la zona rural. Actualmente su actividad está regulada por la
ley.
Las formas de organización de las rondas varían en cada zona, pero por lo
menos en la zona rural de Bambamarca para acceder a los beneficios de la ronda
todos los comuneros debían unirse a la ronda y cumplir con los encargos
asignados. En caso que no se pudiera cumplir con las obligaciones de la ronda,
se podía efectuar un pequeño pago por la seguridad, como el caso de la viuda a
la que le habían robado su televisor.
En estas zonas, los comuneros se dedican a varias actividades a la vez. El
señor Nicolás, por ejemplo, se dedica a la ganadería para la producción de
leche y queso, y tiene una pequeña chacra donde siembra productos para autoconsumo.
Su hermana, la señora Delicia, trabaja con él y se dedica a recorrer a caballo
las chacras vecinas comprando la leche de otros ganaderos que sólo producen
pequeñas cantidades. Su esposa, se dedica a tejer sombreros y faldas, lo cual
demora alrededor de 15 días, mientras cuida a sus hijos, alimenta al ganado y
prepara la comida de la familia.
Luego de recorrer el caserío “San Antonio Bajo”, y de seguir mi
investigación de las rondas con el jefe de la asociación de ronderos de ese
caserío, el señor Miguel, fuimos al caserío “Chala”. Este caserío está debajo
del Cerro Isquioc, conocido en la zona por tener la forma del perfil de Cristo.
Esta localidad es una antigua hacienda por lo que estaba un poco más desarrollada
que los demás caseríos de la zona, y han convertido lo que fue la casa hacienda
en un instituto superior de enfermería e industrias alimentarias.
Como llegamos a Chala a la hora de almuerzo, el jefe de los ronderos nos
invitó a su casa a almorzar. Lamentablemente no me acuerdo el nombre de este
señor, pero me quedé impresionado por su pro-actividad. Tenía un terreno
bastante grande donde había tres casas de dos pisos hechas de quincha. En la
parte trasera, tenía sembrado zanahorias, cilantro, rocoto, perejil, berenjena,
papa, zapallo chiclayo, maíz, lechuga, granadilla, poro, yacón, y más. Además,
tenía una piscina de barro para hacer piscicultura de carpas, y criaba cuyes y
gallinas. Estar en un lugar como ese me hizo pensar seriamente en las posibilidades del turismo vivencial como forma de desarrollo económico en la zona. Bambamarca cuenta con un clima templado, a pocas horas existe un bosque de piedras, y los turistas podrían pasar un día sembrando o aprendiendo a tejer sombreros o faldas. A ver si alguien se anima a desarrollar esa alternativa.
Luego del recorrido por distintos caseríos nos reunimos con el señor
Nicolás para ver la posibilidad de crear un producto especial para los
ronderos. Nicolás nos ofreció que la ronda se podía hacer garante de los préstamos,
pero su concepto de garante no era el usual de garante financiero, por así
llamarlo, sino que la ronda garantizaba que sus miembros iban a pagar el
préstamo …
Ya para esa altura del día no me quedaba ninguna duda de la influencia y
control que tenía la ronda sobre sus miembros y comuneros en general, y
lamentablemente, por eso mismo, no me pareció tan buena idea aceptar la
propuesta de la ronda …
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